Sara Björk es una futbolista islandesa que, actualmente juega con la Juventus. La campeona de la UEFA Women’s Champions League en dos ocasiones con el Olympique de Lyon, demandó a su anterior club en Francia por no pagarle durante unos meses de su embarazo.
La jugadora logró conseguir una sentencia a favor en la Cámara de Resolución de Disputas de la FIFA después de que el Olympique de Lyon violará normas de maternidad de la FIFA.
“Es extremadamente importante para las futbolistas y para el fútbol femenino que estas normas de maternidad obligatorias se apliquen y se hagan cumplir a nivel nacional”
.- señaló FIFPRO, sindicato internacional de futbolistas, tras el éxito de la demanda.

Desde la vida en Islandia, soñaba con jugar en los mejores clubes de Europa. Jugó en Wolfsburg por cuatro años y, en 2020, comenzó con el equipo de Lyon. En marzo de 2021, una noticia, cambiaría todo: estaba embarazada.
Aunque estaba feliz y segura de empezar a su familia, en Europa no es común que las jugadoras se embaracen durante su carrera. No está castigado, pero, culturalmente, no se estila. Lo comentó con el doctor del equipo quien indicó a los fisioterapeutas que la monitorearán y acordaron guardar el secreto. Consideró que si, no podía dar el 100% en los entrenamientos, sería mejor que no entrenara. Lo compartió con sus compañeras de equipo y, posteriormente, con el resto del club. Todos se alegraron por ella, aunque surgieron muchas preguntas porque sería la primera futbolista del Lyon en embarazarse y mantener el objetivo de regresar a jugar.
“No tenía ninguna razón para pensar que algo saldría mal. Hasta que no recibí mi primer pago“
.- Sara Björk
Sara compartió que, tras haber dejado de jugar y regresar a Islandia para el nacimiento de su hijo, sufrió los impagos de club. Su manager buscó a al director del club. No recibieron respuesta. Siguieron buscando el contacto y, cuando, por fin, respondieron, se informó a Sara que sólo le pagarían dos meses rigiéndose por la ley francesa.
Björk conocía un poco de las reglas de la FIFA y exigió que se siguieran como tal. No podían omitir así sus derechos. Ella seguía preparándose y entrenando para regresar a jugar, como se había acordado desde que regresó a Islandia.
Tuvo a su hijo, Ragnar, y regreso con su novio a Francia. La trataron diferente en el equipo. Le pidieron cosas fuera lo esperado, como limitantes de a dónde podía o no acompañarla su bebé cuando aún era muy pequeño. Durante todo esto, FIFPRO seguía en batalla para conseguir sus pagos en el tribunal de la FIFA. Sara se reunió con los directivos del Lyon, quienes le comentaron que no era nada personal, a pesar de haberla amenazado con bloquear su futuro en el Lyon si llevaba el caso a la FIFA.
En mayo, la sentencia se dio a favor de Sara. Tuvieron que pagarle su sueldo completo. Además, por “deber de diligencia” el club fue encontrado culpable debido a que nadie le dio seguimiento ni mostró interés en ver cómo se sentía física o mentalmente durante los meses lejos del club.
Sara considera la resolución como una garantía de seguridad financiera para todas las jugadoras que quieren tener un hijo durante su carrera y celebró estar jugando ahora la Juventus, con su hijo de casi un año.
“Quiero asegurarme de que nadie tenga que volver a pasar por lo que yo pasé“
.- comentó Sara Bjork a The Player’s Tribune

UN CASO EN UN GRAN PROBLEMA
Si bien el caso de Sara resultó en victoria y marcó un precedente para el futbol femenil, el hecho de que se haya dado un problema así es un reflejo de la discriminación que aún sufren las jugadoras de futbol soccer.
La rama femenil del balompié toma cada vez más fuerza a nivel mundial y los clubes y la FIFA, han tenido que ir avanzando con esa popularidad. Adaptar contratos, hacer los cambios necesarios y las consideraciones pertinentes en sus calendarios, no ha sido algo sencillo.
Las normas que protegían a Sara, y que siguen viendo por los derechos como empleada, jugadora y mujer de todas las futbolistas, ya estaban vigentes cuando ella se enteró de su embarazo. No obstante, esto no fue suficiente para el equipo francés. A pesar de saberse regido por la FIFA, optó, por “cuestión de negocios”, seguir sus leyes nacionales para los pagos de la futbolista, sabiendo que no era lo correcto moral ni legalmente.
Las normas que se han trazado son para asegurar un juego justo y una carrera de bienestar en las futbolistas. No deben ser obviadas ni ignoradas en ningún caso. Ni ellas ni ninguna atleta debería de preocuparse por asuntos que, se supone, ya están atendidos por sus federaciones internacionales. No hay justificación para que un equipo, federación nacional, entrenador, entrenadora ni nadie decida que está por encima de los derechos ya protegidos en ningún deporte y bajo ninguna circunstancia.
El avance se debe dar en papel y, siempre, acompañado de las acciones.