La semana pasada, los atletas de la Federación Mexicana de Natación (FMN) pidieron una reunión con María José Alcalá, presidenta del Comité Olímpico Mexicano. ¿La razón? La directora de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) y ex velocista olímpica, Ana Gabriela Guevara, los había amenazado con retirarles sus apoyos en caso de no respaldar a Kiril Todorov, presidente de la FMN, ahora desconocido por la World Aquatics (antes Federación Internacional de Natación o FINA) debido a múltiples irregularidades en su manejo como dirigente.

Después de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020+1, el nuevo presidente de la World Aquatics, tomó acción ante la falta de buena gobernanza en las federaciones nacionales de varios países, entre ellos, México. La FMN, dirigida por Todorov desde 2009, lleva ya tiempo bajo el radar de su contraparte internacional debido a la falta de transparencia en sistemas de clasificación, comunicación deficiente con la World Aquatics, etc.
A principios del año pasado, World Aquatics informó que un Comité de Estabilización sería formado y que el presidente de la Federación Mexicana quedaba desconocido. Ahora, la directora de CONADE señaló a los deportistas acuáticos que, en caso de atender a los eventos gestionados por dicho Comité, los apoyos que reciben, serían retirados. Ante esto, muchos deportistas, voltearon hacía la presidenta del COM para pedir su ayuda. Ella ha comentado que no está segura de que se les haya amenazado así, pero que buscará el diálogo con Guevara. Destacó que los apoyos, no son regalos ni favores, sino que quienes los reciben, se los han ganado.
Y el problema real…
Es momento de reconocer lo que esto realmente refleja y su magnitud. Primero, aunque nadie debe ser amenazado ni ningún coach, médico, miembro de federación, etc. debe ejercer este tipo de presión sobre ningún atleta, el hecho de que lo haga un funcionario público del gobierno federal al frente del organismo que rige el deporte en México, escala la situación. Deja a los deportistas en una situación vulnerable donde ven en peligro su futuro atlético por cuestiones ajenas a ellos.
Cabe mencionar que los deportistas que reciben este tipo de becas, son limitados desde el momento en que la aceptan. Al hacerlo, firman un documento de “conformidad” en el que se dice que no pueden publicar nada que dañe la imagen institucional del SINADE (Sistema Nacional de Cultura Física y Deporte), sus directores, etc. Esto quiere decir que, la CONADE, un organismo desconcentrado del gobierno federal con autonomía jurídica, al pedir que firmen este acuerdo, limita la libertad de expresión de ciertos ciudadanos. Aún pudiendo decidir no firmar, los acreedores de las becas, no tienen muchas opciones. Si no firman, no reciben apoyos.
En este caso particular, además, en caso de no asistir al selectivo por proteger su beca o apoyar a la CONADE, atletas como Alejandra Orozco, Gabriela Agúndez y Carolina Mendoza, estarían perdiendo su oportunidad de competir en los Juegos Centroamericanos y del Caribe y en los Juegos Panamericanos.
También debemos tomar en cuenta que siendo María José ex clavadista, es posible que exista una cercanía especial con los atletas afectados, por lo que ellos sintieron una mayor oportunidad de acercarse a ella y pedir su ayuda. Esto deja la duda de si deportistas de otras disciplinas se atreverían a lo mismo o a hacer algo más por cambiar lo que ha pasado y sigue pasando en el ámbito deportivo mexicano.
¿Por el deporte o por el poder?
Ningún atleta, sin importar su deporte, los asuntos de su Federación Internacional, los escándalos de la contraparte nacional ni ningún otro problema, debería ver en riesgo su posibilidad de atender a eventos internacionales por los que han trabajado ni de subsistir en el deporte bajo los apoyos que han ganado cumpliendo con los criterios establecidos por su federación, la CONADE, el COM, etc . Ser atleta de primer nivel es un trabajo a tiempo completo y de muchos años. Aquellos y aquellas que obtienen los apoyos para seguir buscando nuevos triunfos, no deberían verlos dependiendo de su postura política o frente a escándalos. Esto les afecta en su parte financiera y de preparación, pero, sobre todo mental, al tener que lidiar con inconvenientes que más se relacionan con el abuso de poder que con el deporte en sí.